Una noche con Superman
Al salir de aquel infierno de palpitaciones, fiebre intensa y convulsiones, pensé que ya estaría bien. Sentí un gran alivio y me senté en la cama. Mamá ya pasó, le dije, intentando calmarla, al ver que lloraba desconsolada, pero para mi sorpresa me ignoró.
Christian, mi mejor amigo, me invitó a salir aquella noche de sábado. Va a estar la Lore, me comentó.
La Lore, era lo que más me importaba de ir a esa fiesta. No sabía si tendría alguna oportunidad de acercarme a ella pero la mínima que tuviera la iba a tomar.
Llegando a la fiesta la vi. El jean ajustado, la sonrisa perfecta. Yo me moría por acercarme a ella. Christian y yo nos paramos cerca de la barra. No lo podía creer, la Lore venía hacia nosotros.
Hablaba entre risas y contaba que su primo había conseguido unas pastillas muy buenas, que eran mejores que el éxtasis, que te hacían volar.
Christian se negó rotundamente a ser parte de aquello y se apartó, pero yo estaba feliz, ella me hablaba a mí, sin importar lo que decía se estaba dirigiendo a mí por primera vez, jugaba con ese pelo largo, castaño, hermoso y me sonreía, Era mi pequeño paraíso.
Nos pusimos a bailar, me lanzó alguna mirada insinuante, sonrisas cómplices y al fin logre besarla.
Luego de pasar un buen rato bailando juntos y besándonos de vez en cuando, me dijo al oído que mejor íbamos a algún lugar más apartado. Yo no tenía dudas, acepté.
Llegamos a su casa y me hablaba en susurro porque no quería que se despertaran sus padres. Entre besos y risas en voz baja entramos a su dormitorio. Estando ya en su cama me dijo:
-Espera Martín, ¿te acordás de lo que te hablé a vos y a tu amigo en el baile?- asentí con la cabeza y ella siguió diciendo-Bueno las tengo acá . Yo tengo la teoría de que si las tomamos antes vamos a sentir mejor.
Yo tenía dudas, pero no quería perder la oportunidad.
La Lore fue al baño y Trajo dos pastillas que eran una especie de triangulo rosa invertido con una letra “ese” en el medio.
-Se llaman Superman- me comentó la Lore. Ahí me di cuenta que se veían como el logo del súper héroe.
Tomamos una cada uno y esperamos diez minutos. Luego comento que le parecía que una sola no nos haría nada. Yo solo pensaba que si le hacía caso al fin me acostaría con ella. Tomamos dos juntas cada uno y ella saltó sobre mí con una avalancha de besos,hasta que de repente sentí que lejos de estar excitado lo que me pasaba era muy diferente.
La Lore se asustó al ver que comencé a transpirar demasiado y que convulsionaba. Al sentirla gritar entraron sus padres.Luego solo vi que ella se desmayo.
No se cómo, pero llegue a una cama de hospital, supongo que me llevaron los padres de la Lore.
Estaba deshidratado, afiebrado, sentía mi corazón latir cada vez más rápido, cuando lograba abrir los ojos veía gente de blanco, a mi madre, a Christian y a mi hermana.
-No sé en qué momento se fue, lo deje un rato y desapareció –decía Christian casi gritando.
Al fin sentí un gran alivio y logré sentarme en la cama. Mamá ya pasó- le dije para que se calmara, la veía llorar como loca y me preocupaba.Ella no me respondió. Vi a mi hermana abrazar a Christian, golpearlo en el pecho y como él intentaba calmarla.
-¿Por qué no estabas con él? Si fueron juntos- le gritaba.
-Ya pasó, me siento bien- intentaba decirles pero ellos no me respondían.En ese momento me di cuenta lo importante que era para ellos, lo mucho que me amaban, que yo les importaba y como les dolía lo que me pasaba. Igual no entendía porque seguían así.
Me acerque a Christian que sostenía a mi hermana que no paraba de llorar a gritos
. ¿Y la Lore?- le pregunté- tampoco me hizo caso así que giré para ir con mamá y lo vi.
Sentí un gran impacto. No lo podía creer. Mi madre tirada en la cama abrazando mi cuerpo y los médicos y enfermeros intentando calmarla.
-No nos pueden ver- dijo una voz detrás de mí, voltee a mirar. Era la Lore.