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Su propia Ballena

Claudia observa en silencio el movimiento de los curiosos en la playa.

Es un día de intenso calor.

Todos sacan fotos, filman, o simplemente se acercan a observar.

Hay una ballena muerta, yace a la orilla del mar.

Todos ven a esa ballena muerta, sin embargo ella ve a Carlos.

Hace dos años, también en un caluroso día de verano, así como a la ballena, encontró a Carlos, su esposo.

En lugar de querer salir del mar, él intentaba salir de la cama.

Al igual que la ballena, él había sido inmenso, poderoso, imponente.

Claudia le había temido por años, los golpes, los gritos, las humillaciones, el dolor que Carlos dejaba ahora en sus recuerdos, se hallaban representados en aquel inerte animal.

Ambos fueron seres impresionantes,y ya no hacían sentir disminuido a nadie.La muerte se los demostró: Eran igual de débiles que los demás seres del planeta.

Todos corren, sacan fotos, filman y miran.

Claudia inmóvil solo siente el sol que la abraza de un nuevo verano, y se inunda de los recuerdos de su propia ballena muerta.

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