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Por hoy seré tu Helena

Verlo en la cama tan marchito y débil jamás estuvo en mi cabeza, mi papá solía ser un super héroe.

Cuando mi madre se fue yo tenía siete años, lo recuerdo con detalle.

Me dejó, y pensé que era mi culpa, le rompió el corazón al mejor hombre que conocí en mi vida, y también me culpé por eso, pero hoy lo sé, la única culpable fue ella, fue Helena.

Mi padre solía saberlo todo, poderlo todo, inspiraba respeto a los demás, incluso algunos parecían temerle. Los vecinos no decidían nada sin consultarle al señor Carlos, y yo tampoco.

Ahora está en esa cama sin recuerdos, pero por más que se los devolvieran nunca encontraría en ellos un segundo en el cual yo no me sintiera hinchada de orgullo y agradecida por tenerlo conmigo.

No tiene tantos años, hay muchos que viven más y lo recuerdan todo.

Papá comenzó olvidando donde estaba. Una tarde repentinamente lo encontré caminando en nuestro pequeño jardín de un lado al otro con la mirada perdida, le pregunte que hacia allí y me dijo, no se porque, pero no puedo llegar a mi habitación.

Luego comenzó a confundirse, insistiendo que era de día cuando era de noche, que había que levantarse a la hora de dormir, o que ya había comido, cuando aún no lo había hecho.

Lo peor fue cuando me llamó señora, le dije soy Lucía, tu hija, y me dijo entre risas, señora, usted tiene edad para ser mi madre. Hasta ese momento me negaba a aceptar el diagnostico, pero la realidad me obligó a hacerlo.

Mi padre solía ser un super héroe, alejaba a todos los villanos de nuestras vidas, y me protegía por sobre todo, en especial del recuerdo de Helena.

Hoy abre los ojos con dificultad y estira su brazo, sonríe y yo camino hacia él, me toma la mano y entre lágrimas me dice: -Helena, al fin viniste, la nena te necesita, yo te necesito.

Contengo mis lágrimas, le devuelvo la sonrisa y afirmo con la cabeza, con su último aliento me dice que me ama, y que siempre me estuvo esperando.

Está bien papá, por hoy seré tu Helena, si eso te deja ir en paz, me da igual que ella no merezca lo poco que ha quedado de tus recuerdos. Lo único que importa es que descanses con esa sonrisa satisfecha de que pasó lo que tanto esperamos, aunque solo sea una ilusión

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