Necesito una barriga
Contengo mis lágrimas, observo sus caras, no quiero estar aquí.
Entra la señorita al salón, sin imaginar lo que significa para mí volver a estar rodeado de estas personas, que siempre me tuvieron como objeto de burlas.
Anoche mamá me leyó un cuento, en el que sin querer un niño quedaba atrapado dentro de una ballena. En la historia él hacia miles de cosas para salir, pero mientras no lo lograba, vivía en la barriga de la ballena, como si fuera una casa.
Si yo fuera ese niño, si cayera dentro de la barriga de una ballena, me quedaba ahí.
Es grande, cómoda, y mis compañeros de clase no llegarán a estar allí nunca.
Me sentiría protegido, solo que echaría de menos a mis papás.
Pienso que quizá este salón de clase pueda ser hasta más pequeño que ese lugar.
Me gustaría estar ahí metido, dentro de la ballena, para no verles las caras a los que me robarán la merienda, me llamarán por los peores sobrenombres, y terminarán golpeándome antes de la hora de salida.
Definitivamente necesito buscar a una ballena, que me proteja, y me deje vivir en su barriga. Necesito una barriga.