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la piel de alguien más

Amanda recorre su devastada ciudad. Luego de tanto tiempo sobreviviendo cree que ha olvidado como contar, pero sabe que es una cuenta regresiva ya que sospecha ser la única con vida luego de la tercer guerra mundial.

Siempre odió la política, nunca quiso involucrarse, pero tantos problemas ajenos a ella, e incluso a su lugar de residencia, la llevaron a vivir esto.

Hace un esfuerzo para recordar la cara de su madre, pero es inútil, lo único que tiene en la mente es la voz de su papá opinar que todos los líos entre lideres iban a terminar destruyendo a un mundo repleto de inocentes.

Amanda débil y sedienta, cae junto a una pila de escombros, no lucha por levantarse, cree que no sirve de nada seguir peleando, y cuando está a punto de quedarse dormida siente una mano temblorosa treparse por la suya y apretarla, ella en lugar de gritar o espantarse se alegra de haber encontrado a alguien con vida, mueve la cabeza rápidamente acomodándose para mirarlo.

Un joven bastante herido intenta sonreírle, ella se arrastra hacia él sin soltarlo.

Con la poca energía que le resta intenta hacerle preguntas, pero al parecer él no puede hablar. Entendiéndolo, y dejando de insistir, simplemente se queda allí en silencio agradecida de por lo menos poder sentir la piel de alguien más, y no terminar tan sola.

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