La culpa es de Papá Noel
Estoy detrás de la puerta, creen que no entiendo lo que está pasando, tienen un poco de razón.
Pero solamente un poco. Igual no me importa, no han notado que estoy aquí. Mi papá camina de un lado al otro de la cocina, resopla, y lo noto molesto.
Mi abuela dice cosas muy feas, yo ya tengo casi cinco años, y estoy entendiendo que mi padre y la abuela no quieren que Papa Noel me mande mi regalo. Mamá convertida en una fiera, me hace sentir orgullosa, defiende mi regalo, yo sé que ella sospecha que yo lo había puesto en la carta que escribí en navidad, confío en que no la ha leído.
Ella no haría algo así, es privado, pero lo sospecha. La abuela repite muchas veces que ya tiene una grande que le dio mucho trabajo, que para que otro más, que no hay plata, y que ella puede ayudar a que mi regalo no llegue. Apreto mis ojos y cruzo mis dedos: ¡que Papa Noel no se quede sin cumplir mi sueño por culpa de la abuela o por mi papá! Mamá le dice a la abuela que no se preocupe que esta vez no va a permitir ni que lo mire, que ya se ha metido demasiado con la primera que con este no se lo permitirá.
Mi padre repite muchas veces que ella sabía bien que eso era algo que él no quería, pero papá no sabe que hice esa carta. Él no es como mi mami, no tiene ninguna idea de que puedo querer, o me puede llegar a gustar. Siento que vienen a donde estoy y me meto en la cama haciéndome la dormida apretó fuerte mis ojos y respiro más rápido de lo normal. La abuela pasa regañando en voz baja, caminando ligero, no sabe que estoy mintiendo. Abro un ojo y la miro, lo vuelvo a cerrar. Mamá se sienta a mi lado en la cama y me acaricia el pelo. Simulo estar despertando:
−Clarita, tengo una cosa para decirte − ¿Buena?− le pregunto, pero ya se que si −Sí, mi amor, en unos meses, cuando estés un poquito más grande vas a tener un hermanito, así ya no vas a estar sola− salto, la abrazo, me rio y aplaudo, ella me besa y tiene lagrimitas. −No llores mami, no te van a regañar más la abuela y papá, yo les voy a decir que fui yo, y que la culpa es de Papá Noel.